Dios me regaló la gracia más preciada...


Mi vida era triste y rutinaria, mi familia era un caos, la relación con mi papá era muy complicada debido a su temperamento y adicciones, lo que hacia muy difícil la convivencia, la paz, armonía y calidez de hogar que era lo que yo tanto añoraba, solo escuchaba gritos, peleas, insultos entre mis padres, el llanto de mi mamá, recuerdo con mis hermanos (menores que yo) irnos a la pieza y poner música fuerte para que ellos no escucharan tantas cosas...
Nunca soñé tener ropa ni viajes ni lujos solo deseaba vivir en un hogar donde me sintiera amada.
Cuando mi papá vivía (5 años atrás) con mis hermanos, solo deseábamos cosas simples, contarnos que habíamos hecho, expresarnos sin que nadie nos cuestionara sobre lo que pensábamos, ni se burlara de nuestros sueños, recuerdo haber esperado hasta tarde a que mi papá se durmiera para cruzarme de pieza para hablar con mis hermanos, solo para que se desahogaran (yo ya vivía hacia unos años en San Rafael, solo iba fin de semana por medio) sin darme cuenta que no solo quería que se descargaran, sino que yo quería saciar mi necesidad de ayudarlos y lo hacía sin saber que yo también tenia las mismas necesidades, y pasé de hermana a madre sin darme cuenta, asumiendo roles equivocados que nadie me había pedido que asumiera. llegó el momento en que ni siquiera dormía, me desvelaba pensando como hacer para "estar cerca de ellos" los veía desprotejidos, sin darme cuenta que eso era lo que a mi me estaba pasando.
Mamá siempre pendiente de mi papá, atento a sus necesidades y locuras, a veces pienso que no pudo hacer otra cosa, quería mantener la familia unida a toda costa.
Sin salida me sentía, triste, bloqueada, paralizada, porque vivía pendiente de los demás y no de mi vida, enojada, reprimida, resentida con mi papá, hasta que me invitaron en el año 2007 a un retiro de Gabriel Rinaudo en Catedral, él habló de la importancia de sanar las heridas y perdonar a los  que nos hicieron daño, perdonar a Dios y a nosotros mismos. Yo no sé bien que pasó, solo sé que no podía dejar de mirar mi historia y las lágrimas corrían por mi cara, sin parar, hasta sentí momentos de desesperación. Solo pedía a Dios que me sanara del odio que le tenia a mi papá porque yo no podía, que él hiciera como quisiera, pero me ayudara porque yo deseaba perdonar y no podía sola.
Pasaron los días, y con el tiempo, empecé a experimentar mucha paz, noté que podía descansar en las noches, experimenté el poder hablar de mi vida y de mi papá sin romper en llanto, y que el dolor en el pecho que me daba al pensar siquiera en él, fue desapareciendo. Pude con el correr de los días MIRARLO Y ENTENDER que vivía como podía, que su propia historia no había sido nada fácil y también estaba herido, hasta pude compadecerme de su sufrimiento, y el odio fue desapareciendo. Ahora también oraba y le pedía a Dios por él.
Mi testimonio hermano es decirte hoy que papá Dios me regaló LA GRACIA más preciada por mi EL PERDÓN, sé que es un regalo porque este perdón no es mío, no sé como explicártelo, pero NO TIENE DIMENSIÓN en el tiempo, es infinito.
Hace 5 años cuando murió mi padre, sentí que no había quedado nada pendiente, que yo lo había perdonado por todo, por lo que fue y no fue,  lo que hizo y lo que no, lo que esperé y no se dio, por el cariño que tanto necesité y no sentí. 
Tiempo después siguieron apareciendo cosas de él difíciles para todos nosotros, pero sentí en mi corazón que el perdón estaba dado.
Esto es en mi relación con él, en cuanto a mi, CAMBIÓ MI ACTITUD, VOLVÍ A SONREÍR, EXPERIMENTÉ LIBERTAD INTERIOR, CONOCÍ  LA DIGNIDAD DE HIJA DE DIOS, ME FUI SINTIENDO AMADA Y QUERIDA POR DIOS Y POR SOBRE TODO RECOBRÉ UNA MIRADA NUEVA, APRENDÍ A RECONOCER EL AMOR DE TODOS Y QUE YO SOY IMPORTANTE PARA LOS DEMÁS, PERO SOBRE TODO PRECIOSA A LOS OJOS DE MI AMADO SEÑOR.
Una hija amada por Dios Padre