Querido hermano/a. El Señor te bendiga. Hace un tiempo atrás asistí a una jornada de Evangelización y Sanación Interior. Allí Dios puso en mi camino a un predicador que me habló de la Gran Misericordia que nos tiene el Creador, él nos predico el Salmo 103, nos dijo que el tema que llevaba preparado no lo daría, ya que sentía que el Espíritu le misionaba hablar del Amor salvador de Dios manifestado en Cristo. Allí comenzó a desmenuzar la palabras y a través de sus palabras pude escucharlo y sentir al Señor mismo quien me hablaba directamente al corazón.
Voy a cumplir 40 años y cuando tenía 22... y no sé qué palabra poner.. "me hice hacer", "me practique" un aborto… y te digo no se qué palabra poner porque ninguna puede expresar la dimensión de lo que significa, porque aquello de hace tantos años no me paso a mi sola, sino que le paso a mi bebe. En estos tiempos lo confesé tantas veces como era posible... pero el dolor seguía allí. El dolor por mi hijo, el dolor por mí, la gran falta de perdón a mí misma. Pero como dijo esa noche el que enseñaba, hasta que uno no prueba no sabe!!! Solía escuchar en varios encuentros, cuando los hermanos contaban sus testimonios y decían que el Señor me mostró tal o cual herida y me sanó, pensaba que comprendía que era lo que habían sentido, pero yo me di cuenta que nunca había sentido eso! Aquella tarde el Señor me mostró la herida de ese aborto después de 20 años, me mostró que lo que yo no me perdonaba era no solo haber decidido sobre la vida de mi hijo. Y aquí viene lo más difícil para mí y duro de contar, pero sé que servirá para otras mujeres. Recuerdo que en ese momento quedé embarazada adrede, premedité el embarazo para retener a un hombre al que amaba y deseaba retener a mi lado el resto de mi vida, y la respuesta de él fue un no tajante al conocer la noticia. Su sugerencia fue que me hiciera un aborto, “sácatelo” me dijo. Entonces hacia allí me encamine para hacerme… el aborto! F. Una liberada por el Amor.