Hoy somos un matrimonio renovado por Cristo



Mi testimonio es este: a cuatro meses de estar de novios, quedamos esperando nuestra primera hija y decidimos juntarnos, pero la relación era un desastre, ni nos conocíamos, ni nos entendíamos, ni lo intentábamos siquiera... fueron tiempos malos para los dos, de mucho sufrimiento, mucha agresión, violencia, no física pero si verbal; la bebé fue creciendo en ese ambiente y cuando ella estaba por cumplir los 3 años quedo embarazada nuevamente y ahi si, se me vino el mundo encima, crei morirme de angustia, todavía recuerdo cuando retiré los análisis, como lloré y la chica del laboratorio no sabía como consolarme!

Nos hechamos la culpa el uno al otro, nos peleamos peor que nunca, un desastre... me dijeron que tomando un te de la corteza del aguaribay (un árbol de mi región) iba a perder el embarazo, mi marido estuvo de acuerdo, tomé el té, pero no pasó nada... en ese momento no entendía, pero ahora se que Dios estuvo también allí... decidimos casarnos en medio de ese desastre y cuando faltaba una semana comenzé con pérdidas y me tuvieron que hacer un legrado, hay no sabés como sufrí, como lloré, que culpable me sentí, yo había rechazado a ese bebé desde el principio, yo tenía la culpa de su muerte. Eso quedó en mi, en mi corazón tan guardado y tapado, muchas veces ni siquiera podía estar con mi esposo porque me daba asco, bronca, después el Señor nos bendijo con otra hija, pero yo me quedé muy herida y a pesar de que hoy somos un matrimonio renovado por Cristo, eso estaba en lo profundo de mi corazón. Cuando Gabriel en una Evangelización que se realizó en mi zona mientras predicaba tocó el tema del aborto, sentí que metía el dedo en mi llaga sangrante, que dolor pude experimentar en ese instante. Pero con la Palabra de Dios se nos fue llevando a experimentar con el Salmo 103 que el Señor es bondadoso y compasivo. Cuanta grandeza y cuanto amor tiene Dios para con los pecadores. El arroja detrás de su espalda todo mi pecado al que yo le pido misericordia.

El sábado a la noche dormí muy mal, soñé que a mis hijas les pasaban cosas terribles... pero el Señor en su infinita Misericordia me fue mostrando lo que quería para mi, primero la reconciliación a través de la confesión, y luego de eso una paz y una liberación inexplicable... y como si fuera poco, Jesús me mostró a mi hijo en sus brazos, era un varón y se llamaba Esteban, sentía la seguridad de que descansaba en paz junto a mi amado Señor!!!

Cuanto nos ama Dios y cuanto conoce nuestras miserias y necesidades. Bendito el Señor que nos limpia, nos libera y nos renueva. Cuanta libertad puedo vivir en lo profundo de mi corazón y saber que en Su amor me baña y sana por dentro. Mil gracias Jesús por darle la libertad a toda mi manera de pensar y bendito también por habernos dado a personas que anuncian la buna Nueva de la misericordia sanadora de Cristo y que son instrumento de tu gracia!!!

Que Dios nos bendiga y el Espíritu sea nuestra guía siempre. Simplemente C.