
Que la paz de nuestro Señor, Jesús, penetre en lo más hondo de tu corazón y se desparrame por los lugares donde transites hoy.
He decidido contarte mi “experiencia de Dios”, hace rato que tengo ganas de hacerlo y siempre sueño con contártela personalmente, pero cuando venís a mi ciudad, nunca se dà pueda hacerlo. Quiero aprovechar para agradecerte a Dios y a vos por tu llegada aquí, por dirigir tus pasos, por orientar los míos, por este encuentro en el Señor que es regalo bendito del cielo.
La primera vez que estuve en una de tus predicas fue en el 2007, cuando hablaste de la curación del paralítico y con tus palabras y canciones el Señor logró sanar mis heridas, mis parálisis internas (yo hacia pocos meses que había perdido mi primer embarazo, después de varios años de matrimonio, me había enfermado de hipotiroidismo a causa de la enfermedad de mi madre, no podía perdonar a mi padre por sus adicciones: alcoholismo y exhibiciones sexuales que no presencié, pero que mis amiguitas de niña me contaban que mi papá les mostraba a ellas). Todas esas cosas, todas las heridas que nunca quise “ver ni recordar” estaban allí, tan claras, tan llenas de dolor y en ese encuentro logré perdonar a mi papá por sus desórdenes, a mi mamá por sus miedos, su aceptación de todas las cosas, a mi misma por no tener el coraje de enfrentar a mi papá diciendo lo que sentía, lo que sabía de él y tantas cosas… que dolían.
Descubrí la raíz de mis enfermedades, todas tan relacionadas con estas vivencias: mis miedos interiores a dar nietos a un abuelo enfermo, fue el que hasta hoy me marca, es por esto que necesito una oración de tu parte. También en este tiempo comprendí que la historia de mi padre, fue desgraciada y que él cuando era un niño, descubrió a su madre con otro hombre y él con su razón de niño fue a contárselo a mi abuelo y se tuvieron que ir del pueblo, él allí perdió no sólo el cariño de su madre, su lugar de nacimiento, sus amiguitos, su escuela, su lugar de hijo amado y su mamá lo maldijo y él se grabó a fuego su maldición. Después de saber todas esas cosas, sólo puedo amarlo con todas mis fuerzas y rezar por él y por mi abuela fallecida hace muchos años.
Te cuento que Dios fue transformando mi alma, mi vida, moliéndola tan suavemente que me emociona. La conversión empieza un sábado de 2007 cuando escuchando un CD tuyo en un momento pedís que nosotros le preguntemos a Dios que quiere de nosotros?. Yo estaba sola comiendo y me acercaba cada vez mas a los parlantes de la computadora, hasta quedarme casi recostada en el teclado escuchando tus palabras… cuando de “repente” vos haces con tus dedos ese ruidito de atención y escucho suavemente que decías… ¿Qué te pide el Señor?. Yo escucho que pronunciabas mi nombre! del susto apago la máquina y lloré, lloré, lloré. Hasta pedirle a una vecina que venga a escuchar si el Cd decía mi nombre. (Tomás es un poroto a mi lado), claro que mi vecina vino corriendo y recién ahí me animé a escuchar lo que seguía que decía: te llama para anunciar que Jesús es el Hijo de Dios”…
La predica es la vocación de Pablo cuando escucha el llamado de Dios. Esa misma tarde llamo por teléfono a una conocida que me invitaba a un grupo de renovación que funcionaba en el hospital y yo hasta el momento no le daba importancia a esa invitación.
Ella me dice que ese mismo sábado se reunían en el hospital, pero que ella iba antes porque visitaba a los enfermos. Entonces yo le dije muy convencida, bueno pasáme a buscar y yo te acompaño por ser la 1º vez quiero ir con alguien…porque te tengo que contar que me pasó. Yo voy al hospital y Dios que sabe hacer sus obras en el corazón de sus hijos me hizo entrar en cada habitación, empezando con Pediatría (no es casual, hasta hoy no tengo hijos de vientre) para llevar su Palabra, me compré la Biblia y ese mismo dia sin saber toco la pandereta porque no habia nadie que lo haga en ese momento.
El Señor como vos decís tiene un plan, quizás el más loco, tierno y brillante plan de amor para nosotros. Desde ese dia, pronta a cumplir un añito de vida estoy allí cada sábado diciendo “ con mi poca formación al respecto, pero llena del Espíritu de Dios que Jesús, nuestro amado Jesús el el verdadero y único Hijo de Dios.
Desde allí, ví cosas: el rostro de mi Señor Jesús en el piso de casa, tuve sueños varios con mensajes de sanación para mí, y mis hermanos.
Te cuento rápidamente 2 sueños cortos y profundos: uno es que me sumergen a una especie de piscina y Jesús me dice , recibe mi gracia y me despierto. Otro que vamos con una amiga caminando por las calles del centro y yo le iba diciendo de las grandezas de Dios, de las cosas que él hace por nosotros y nombro este frase: él hace todo a su tiempo… ( y pienso para mis adentros, lástima que su tiempo no sea el mío) en eso viene un chico de 10 años aproximadamente y camina en medio de nosotras, sin moverse de allí hasta que se decide a hablar y dice: es cierto lo que Ud dice señora, mirándome a mi Jesús sabe todo, y las está viendo y escuchando hasta sus pensamientos porque esta en la vereda de enfrente y señala. En ese instante me acuerdo de mi pensamiento y me avergüenzo de mi poca fé. Y el chico me dice me dijo que te dijera que él ya te sanó. Yo caigo de rodillas en el piso y llorando empiezo a alabarlo y a pedirle perdón, fue algo, fuerte y llorando me despierto.
Podría hacer un libro con todas las cosas “maravillosas, extrañas y nuevas” para mí. Desde ese momento no puedo dejar de alabarlo, de manifestar su grandeza con mis alumnos, con otras maestras, en mi casa, cuando hago las compras, en todo momento en todo lugar… su grandeza, sus promesas, su perdón su gran gran amor por nosotros.
Gracias, gabucho si me permitís que te llame así por ser mi Ananías, aquel que me conduzco al damasco (hospital) y me recuerda permanentemente el amor de Dios.
Ojalá este testimonio te sirva como un ejemplo más de su grandeza y todo esto sea para Gloria de Dios, Bendito y Santo.
Un abrazo y gracias por leer esta historia que recién comienza...
He decidido contarte mi “experiencia de Dios”, hace rato que tengo ganas de hacerlo y siempre sueño con contártela personalmente, pero cuando venís a mi ciudad, nunca se dà pueda hacerlo. Quiero aprovechar para agradecerte a Dios y a vos por tu llegada aquí, por dirigir tus pasos, por orientar los míos, por este encuentro en el Señor que es regalo bendito del cielo.
La primera vez que estuve en una de tus predicas fue en el 2007, cuando hablaste de la curación del paralítico y con tus palabras y canciones el Señor logró sanar mis heridas, mis parálisis internas (yo hacia pocos meses que había perdido mi primer embarazo, después de varios años de matrimonio, me había enfermado de hipotiroidismo a causa de la enfermedad de mi madre, no podía perdonar a mi padre por sus adicciones: alcoholismo y exhibiciones sexuales que no presencié, pero que mis amiguitas de niña me contaban que mi papá les mostraba a ellas). Todas esas cosas, todas las heridas que nunca quise “ver ni recordar” estaban allí, tan claras, tan llenas de dolor y en ese encuentro logré perdonar a mi papá por sus desórdenes, a mi mamá por sus miedos, su aceptación de todas las cosas, a mi misma por no tener el coraje de enfrentar a mi papá diciendo lo que sentía, lo que sabía de él y tantas cosas… que dolían.
Descubrí la raíz de mis enfermedades, todas tan relacionadas con estas vivencias: mis miedos interiores a dar nietos a un abuelo enfermo, fue el que hasta hoy me marca, es por esto que necesito una oración de tu parte. También en este tiempo comprendí que la historia de mi padre, fue desgraciada y que él cuando era un niño, descubrió a su madre con otro hombre y él con su razón de niño fue a contárselo a mi abuelo y se tuvieron que ir del pueblo, él allí perdió no sólo el cariño de su madre, su lugar de nacimiento, sus amiguitos, su escuela, su lugar de hijo amado y su mamá lo maldijo y él se grabó a fuego su maldición. Después de saber todas esas cosas, sólo puedo amarlo con todas mis fuerzas y rezar por él y por mi abuela fallecida hace muchos años.
Te cuento que Dios fue transformando mi alma, mi vida, moliéndola tan suavemente que me emociona. La conversión empieza un sábado de 2007 cuando escuchando un CD tuyo en un momento pedís que nosotros le preguntemos a Dios que quiere de nosotros?. Yo estaba sola comiendo y me acercaba cada vez mas a los parlantes de la computadora, hasta quedarme casi recostada en el teclado escuchando tus palabras… cuando de “repente” vos haces con tus dedos ese ruidito de atención y escucho suavemente que decías… ¿Qué te pide el Señor?. Yo escucho que pronunciabas mi nombre! del susto apago la máquina y lloré, lloré, lloré. Hasta pedirle a una vecina que venga a escuchar si el Cd decía mi nombre. (Tomás es un poroto a mi lado), claro que mi vecina vino corriendo y recién ahí me animé a escuchar lo que seguía que decía: te llama para anunciar que Jesús es el Hijo de Dios”…
La predica es la vocación de Pablo cuando escucha el llamado de Dios. Esa misma tarde llamo por teléfono a una conocida que me invitaba a un grupo de renovación que funcionaba en el hospital y yo hasta el momento no le daba importancia a esa invitación.
Ella me dice que ese mismo sábado se reunían en el hospital, pero que ella iba antes porque visitaba a los enfermos. Entonces yo le dije muy convencida, bueno pasáme a buscar y yo te acompaño por ser la 1º vez quiero ir con alguien…porque te tengo que contar que me pasó. Yo voy al hospital y Dios que sabe hacer sus obras en el corazón de sus hijos me hizo entrar en cada habitación, empezando con Pediatría (no es casual, hasta hoy no tengo hijos de vientre) para llevar su Palabra, me compré la Biblia y ese mismo dia sin saber toco la pandereta porque no habia nadie que lo haga en ese momento.
El Señor como vos decís tiene un plan, quizás el más loco, tierno y brillante plan de amor para nosotros. Desde ese dia, pronta a cumplir un añito de vida estoy allí cada sábado diciendo “ con mi poca formación al respecto, pero llena del Espíritu de Dios que Jesús, nuestro amado Jesús el el verdadero y único Hijo de Dios.
Desde allí, ví cosas: el rostro de mi Señor Jesús en el piso de casa, tuve sueños varios con mensajes de sanación para mí, y mis hermanos.
Te cuento rápidamente 2 sueños cortos y profundos: uno es que me sumergen a una especie de piscina y Jesús me dice , recibe mi gracia y me despierto. Otro que vamos con una amiga caminando por las calles del centro y yo le iba diciendo de las grandezas de Dios, de las cosas que él hace por nosotros y nombro este frase: él hace todo a su tiempo… ( y pienso para mis adentros, lástima que su tiempo no sea el mío) en eso viene un chico de 10 años aproximadamente y camina en medio de nosotras, sin moverse de allí hasta que se decide a hablar y dice: es cierto lo que Ud dice señora, mirándome a mi Jesús sabe todo, y las está viendo y escuchando hasta sus pensamientos porque esta en la vereda de enfrente y señala. En ese instante me acuerdo de mi pensamiento y me avergüenzo de mi poca fé. Y el chico me dice me dijo que te dijera que él ya te sanó. Yo caigo de rodillas en el piso y llorando empiezo a alabarlo y a pedirle perdón, fue algo, fuerte y llorando me despierto.
Podría hacer un libro con todas las cosas “maravillosas, extrañas y nuevas” para mí. Desde ese momento no puedo dejar de alabarlo, de manifestar su grandeza con mis alumnos, con otras maestras, en mi casa, cuando hago las compras, en todo momento en todo lugar… su grandeza, sus promesas, su perdón su gran gran amor por nosotros.
Gracias, gabucho si me permitís que te llame así por ser mi Ananías, aquel que me conduzco al damasco (hospital) y me recuerda permanentemente el amor de Dios.
Ojalá este testimonio te sirva como un ejemplo más de su grandeza y todo esto sea para Gloria de Dios, Bendito y Santo.
Un abrazo y gracias por leer esta historia que recién comienza...