Sentí que me había liberado...

Gracias Papá Dios en primer lugar. Hasta que mis padres se separaron en mi casa se vivía entre gritos y violencia familiar, por este motivo todo ruido fuerte, hasta el escuchar hablar por micrófono, escuchar los instrumentos amplificados me hacían mal, sentía un dolor muy grande en el corazón, a parte vivía con miedo y en especial miedo a los hombres. En diciembre de 2002 fue Gabriel a predicar a mi ciudad, todo el retiro me sentí muy mal y al terminar el retiro fui a hablar con él, le comenté lo de los ruidos y el miedo a los hombres que yo pensaba que era por la violencia familiar que había vivido con mi papá. Oró por mí y desde ese momento Dios sanó mis oídos, fué maravilloso poder empezar a oir sin sentir dolor en el corazón. Después de ese retiro se empezaron a venir a mi memoria recuerdos que por años había guardado y tapado por el daño que me hacían. Estos recuerdos eran cada una de las cuatro situaciones de abuso que había vivido en mi vida. En mayo de 2005 Gabriel vuelve a predicar a mi ciudad y al finalizar el retiro fuí a hablar con él y le dije que me había dado cuenta el porque del gran miedo que le tenía a los hombres y aunque no se lo pude decir él Gracias a Dios se dió cuenta. Esto lo fuí tapando sin darme cuenta del daño que me hacía ese silencio. Gabriel me aconsejó que comenzara un tratamiento con una psicóloga, me puse en manos de Dios y le pedí al Espíritu Santo que me guiara. Comencé el tratamiento y a parte de los abusos fuimos tratando entre otras cosas el tema de la separación de mis padres, hacía ocho años que no me hablaba con mi papá, pude empezar a perdonarlo y en julio de 2007 después de diez años y medio comencé a hablar con él. En agosto de 2007 en un Retiro de Sanación Interior que Gabriel predicó en La Pampa sentí que no podía seguir tapando, escondiendo esos abusos que tanto daño interior me hacían. Al regresar del retiro se venían a mi memoria una y otra vez la prédica de Gabriel que decía que no debía sentir vergüenza, que es muy difícil defenderse de eso, que no somos culpables de nada y la canción de Martín Valverde No fue tu culpa la parte que dice libérate de ese peso, no te tortures pensando que mal has hecho, si Dios no te acusa nadie más tiene el derecho. Después de hablar todo esto con la psicóloga tomé la decisión de contárselo primero a mis padres en una sesión junto con ella y luego en esa misma semana reuní a los chicos del grupo de la R.C.C del cual participo y les conté a ellos. Después de hablar con mis padres, en ese momento, sentí que me había liberado de una mochila muy pesada que mi cuerpo ya no soportaba más y después de haber hablado con los chicos del grupo me empecé a sentir libre, ya no tenía que seguir escondiendo nada. Es hermoso experimentar como Dios me va sanando a partir de que le abrí la puerta de mi corazón y le entregué todo a Él para que con su amor me sane y me libere de todo mi historia dolorosa. Aún me queda mucho por sanar pero sé que Dios está conmigo y me dá la fuerza necesaria para continuar en este Camino de Sanación.
Florencia, Santa Fe, Argentina.