El Señor estaba sanando a esa niña herida

Mi nombre es Sandra, soy Colombiana, y mi sanación ocurrió el pasado 21 de septiembre de 2008, en la Escuela Biblica Católica Yeshua en Medellín.
Los vacíos interiores y la falta de perdón, nos llevan a enfermarnos tanto del cuerpo como del alma. Esta es mi historia. Mi Madre murió cuando yo era una niña de tan sólo cinco años. Ella tenía tan sólo 42 años, una edad muy joven para morir, y más aún cuando se tiene un lindo hogar conformado por 7 hijos, y un esposo, un matrimonio de 22 años al que la muerte los separó. A partir de ese momento, comenzamos a vivir el dolor de la horfandad más duro que se puedan imaginar. El hijo mayor, es decír mi hermano, tenía 20 años y de ahi para abajo todos de 18, 17, hasta llegar a mí de 5 años. Sólo tengo una hermanita mujer y el resto de mis hermanos son hombres. Las dos somos las menores de la casa.
Somos una familia muy unida a la que el dolor unió más aún. Sin embargo, los vacios afectivos, el no tener esa Madre que era la vida del hogar,esa Mamá amor, esa Mamá que era ternura y dedicación, que daba su vida por sus hijos, el no tener esa figura Materna, comenzaba a abrir una herida en nuestro corazón, especialmente, les voy a hablar de mi, porque aquí comienza mi testimonio.
Mi Madre muere un domingo 23 de abril, de un infarto, su corazoncito había dejado de latír para siempre. A partír de allí, como no tenían con quien dejarme para que me cuidara, se ven en la necesidad de entrarme a la Escuela, otra etapa bien difícil para un niño, pero a mí se me juntó todo. La primera vez que me encontraba fuera de casa, sin conocer a los otros niños, sin nadie de mi familia, me costó mucho trabajo adaptarme, todos los dias lloraba, como si fuera poco, se acercaba el dia de la Madre, y en la Escuela estaban haciendo todos los preparativos para esta gran fecha, así que a mí también me pusieron a hacer los preparativos, las tarjetitas y los regalitos, se llegó el dia de la celebración, y todas las Madres estaban presenciando nuestra presentación, alli cantamos, recitamos y todo aquello que los niños hacen, luego la profesora nos manda a que bajemos y le entreguemos nuestros regalitos a las Mamás, pero yo veía que todos bajaban a encontrarse con su Mamá, pero yo seguía allí parada esperando por la mía. No podía comprender por qué ella no estaba allí. Luego de ver que mi Madre no llegaba, me bajé con el corazón partido, y con el regalito en la mano, allí me estaba esperando mi prima, Cármen, quien también tenía su corazón partido porque ella era como otra hija para mi Mamá. Son recuerdos que si no se sanan, dejan una huella muy grande en tu vida. Un vacio muy grande que nadie puede llenar. Fuí creciendo con muchas dificultades, porque el no tener esa Mamá que te orienta, esa Mamá con la que te identificas como niña y como mujer, va generando muchas inseguridades, muchos miedos, y muchos vacios.
Se llegaron mis 15 años, una fecha muy esperada por todas las niñas, en Colombia, es muy significativo para una niña, sus 15 años. Es la fiesta que se celebra por el paso de niña a mujer, pero para mí, ese día fué un día como cualquier otro, llegué del colegio y me encerré en mi cuarto y me quedé dormida. Mi hermano luego nos regaló un viaje a la Costa a mi hermanita y a mí.
Sin darme cuenta, comencé a desarrollar quistes en mis senos, hasta el punto en que tuve que comenzar a tomar medicinas para ver si no me tenían que operar, sin embargo, no surgieron efecto y tuvieron que operarme, ya llevaba dos operaciones, la segunda fué delicada, me tuvieron que realizar una biopsia, porque había sospechas de que pudiera haber algo anormal, algo malo, gracias a Dios, todo salió bien después de la operación.
Cuando Gabriel Rinaudo, Gaby, llegó a Colombia, comenzó a dar seminarios de Sanación Intrerior, y yo asistí a todos ellos, en el seminario del 21 de septiembre, Gaby comenzó a dar su propio testimonio de cómo había sido para él, la muerte de su Madre, y fué allí que El Señor comenzó a hacer su obra de sanación conmigo, me identifiqué plenamente con su historia, con su duelo, era como si volviera a vivír mi propia historia, mi propio dolor. Fué así que Gabriel comenzó a hacer una oración de sanación por las Madres Muertas, y luego hizo un ejercicio donde El Señor me mostró su misericordía y su bondad. Se trataba de abrazar a la Mamá y poderle expresar todo tu agradecimiento, todo lo que sentías por ella, pero para quienes no teníamos esa Mamá, porque ya estaba en la presencia del Señor, se trataba de buscar a alguien que hiciera ese papel de Madre. El Señor me bendijo con una señora que estaba a mi lado, un ser maravilloso, "doña Martha", ella me abrazó y mientras lo hacía, yo comencé a llorar, y a llorar, pero de pronto el Señor me permitió ver a mi Mamá de nuevo, que se me acercaba con la sonrisa más hermosa que he podido ver, venía hacia mí, con una luz resplandeciente, que la iluminaba y que irradiaba una paz que no se puede explicar con palabras. De repente yo me ví abrazada de la cintura de mi Mamá, como lo hacía cuando era niña y ella me abrazaba. Fué el abrazo que siempre quise tener después de tanto tiempo. El Señor estaba sanando a esa niña herida que no había soltado el duelo. Luego cuando yo salí al frente a contar mi testimonio de lo que me había pasado y el predicador me ayudó a hacer una oración de Sanación del Perdón, "Perdonar a mi Mamá por haberse muerto", por no estar conmigo, "perdonar a DIOS", y "perdonarme a mí misma por no tener mamá". Ya han pasado ocho meses de mi sanación, y mis quistes se han sanado. Mi enfermedad de los quistes en mis senos, se debía a que ese dolor de la horfandad, yo no lo había sanado, y en mi ser de mujer, yo me enfrentaba conmigo misma, generando esta enfermedad inconscientemente. Cuando DIOS sanó mi duelo, mi dolor por no tener a mi Mamá conmigo, mi enfermedad también se sanó. Le doy gracias a DIOS por la vida de este misionero, por haber permitido que su testimonio, me ayudará a mi sanación. A Gabriel le doy gracias por todo y que Dios lo siga bendiciendo siempre.
Mi proceso de sanación ha continuado aún más en otras áreas, porque encontré el Amor de DIOS en mi vida y las bendiciones se han extendido a toda la familia para GLORIA de DIOS. Un abrazo para todos y espero que abran su corazón para que DIOS entre en él, y verán grandes bendiciones.